Empiece por obtener un diagnóstico por parte de profesionales especializados; que descarte otras posibles causas que puedan provocar los mismos síntomas que el TDAH.
Solicite un tratamiento multimodal; donde se valorará la necesidad de aplicar el tratamiento psicológico, escolar o educativo y farmacológico.
El trastorno tiene carácter crónico, el tratamiento persigue conseguir una buena adaptación social, académica y familiar, el curso del TDAH es variable por lo tanto se encontrará con épocas buenas y con otras muy malas; ¡nunca abandone el tratamiento!
No pretenda solucionar todos los problemas diarios a la vez, marque un solo objetivo a conseguir (como por ejemplo, que el niño se vista solo por la mañana).
Marque objetivos de conducta realistas, evite comparar lo que el niño es capaz de hacer con las posibilidades de otros niños. Aumente el grado de dificultad progresivamente.
No centre las conversaciones con el niño/adolescente en torno a su comportamiento o sus resultados académicos. El niño/adolescente necesita saber que usted se interesa por lo que hace y siente.
Asegúrese de que le escucha cuando le habla, mirándole a los ojos, con mucha proximidad física (a medio metro de distancia).
Siempre mostrará mayor interés en hacer lo que se le pide si obtiene reconocimiento o algún privilegio a cambio de su esfuerzo.
Si utiliza el castigo más a menudo que el premio corre el riesgo de que éste pierda su eficacia y deba recurrir a castigos cada vez peores.
Evite prestar atención a conductas negativas y fíjese más en conductas positivas. Mejorará la relación familiar y evitará un exceso de castigo.
Evite conflictos programando actividades adecuadas a sus posibilidades de control, por ejemplo con un niño con TDAH pequeño (hasta 12 años) no es apropiado planificar una comida de 2 horas en un restaurante o una tarde (4 horas) en un hipermercado. ¡¡Seguro que tendrá problemas!!
Debe favorecer que el ambiente que rodea al niño sea ordenado y organizado en cuanto a los horarios o rutina diaria.
El niño con TDAH requiere mayor supervisión de las tareas escolares, pero cuando ésta representa un conflicto entre padres y niño, es aconsejable delegarla a un profesional.
Mantenga entrevistas frecuentes con el tutor para valorar la evolución del niño y buscar soluciones a los problemas que puedan presentarse.
Asistir a reuniones de padres o a cursos para padres, puede ser de gran ayuda, ya que se encuentra soporte, comprensión y posibles soluciones.
Sugerencias para profesores
La información es el primer paso para la comprensión y la formación.
El maestro/profesor puede detectar niños/adolescentes con dificultades en atención y autocontrol que requieran ser evaluados, el diagnóstico en cambio lo establecen los profesionales de la salud, anime a los padres a conseguir esta evaluación.
Previo permiso de los padres póngase en contacto con el profesional que ellos han escogido, colabore, dele información sobre el comportamiento del niño en el aula.
El maestro/profesor describe el comportamiento y el rendimiento académico y el profesional médico es quién decide si aplicar o no psicofármacos.
Recuerde que el alumno con TDAH no es un niño problemático sino un niño con problemas.
Procure un ambiente tranquilo, ordenado y sin demasiados cambios (o si los hay: anticípelos). La estabilidad les ayuda.
Evite etiquetas: «pasota», «gandul»… ya que pueden ocasionar que el alumno acabe asumiendo este rol.
Cuente con el niño con TDAH para realizar trabajos que supongan actividad motora: enviar encargos a otros profesores, repartir papeles entre los compañeros, borrar la pizarra…
Si se generan problemas de rechazo con los compañeros o amigos dedíquele una pequeña charla, tranquilamente, explicándole qué sentimientos pueden tener los otros frente a su comportamiento y hablen conjuntamente de las posibles soluciones. La calidad de las relaciones con los compañeros es de gran importancia para la autoestima del niño/adolescente.
Los niños con TDAH tienen muchos aspectos positivos: pensamiento rápido, intuición, sinceridad, creatividad, gran expresividad afectiva, que deben ser potenciados y valorados.
No ridiculice al alumno frente a sus compañeros.
La supervisión es una buena herramienta para ayudar al niño con TDAH a seguir el ritmo del aula.