Las dificultades de atención, pueden manifestarse en situaciones sociales, académicas o laborales. Deben presentarse en una intensidad desadaptativa, durante un mínimo de 6 meses y en discordancia con el nivel de desarrollo del sujeto.
Estas dificultades, se traducen en:
«CABE REMARCAR QUE LA DESMOTIVACIÓN POR LA TAREA TIENE SU ORIGEN EN UNA MAYOR DIFICULTAD PARA MANTENER SU ATENCIÓN EN ÉSTA Y NO EN LA VAGUERÍA O LA DESGANA»
En este sentido, se ha comprobado que el rendimiento de los sujetos con TDAH disminuye claramente ante tareas poco novedosas o repetitivas. Si la tarea es novedosa, el rendimiento inicial es bueno, deteriorándose a medida que se hace monótona y aumentando la probabilidad de abandono (Orjales 1998). La atención del niño o joven con TDAH, suele ser dispersa y alterarse con cualquier estímulo irrelevante, mantener la atención en las condiciones normales de una clase, puede dificultar en gran medida que centre su atención en la tarea.
Cuando el síntoma predominante es el déficit de atención, es más difícil detectarlo, puesto que no se presentan en tan alto grado problemas de comportamiento. Con frecuencia estos niños en la escuela son tildados de despistados, pasivos y desorganizados, no molestan en el aula pero tampoco aprenden, su rendimiento no resulta satisfactorio y a veces hay dudas sobre sus capacidades a pesar de que estas sean normales.
La impulsividad equivale a una falta de autocontrol o incapacidad para inhibir la conducta, presentan dificultades para inhibir-parar la respuesta espontánea. Tienen dificultades tanto para controlar su conducta como para controlar sus emociones (cuando se enfadan no controlan la rabia), como para controlar sus pensamientos (organizarlos, callar algunos..)
Principalmente implica las siguientes dificultades:
Debido a estas características, realizan comentarios fuera de lugar, tocan o se apropian de cosas que no deben, hacen payasadas,… Además muestran reacciones automáticas (no intencionales o premeditadas), de ira o rabia ante pequeñas frustraciones o situaciones que perciben como amenazas. Tienen muchas dificultades para esperar, guardar turno en los juegos, cola para la comida o en el recreo,… y puede que se muestren quejosos si tienen que esperar o que empiecen a portarse mal. Cuando se les promete una actividad agradable, puede que insistan y la exijan antes de tiempo hasta agotar a los de su alrededor. Estas dificultades que tienen su origen en la falta de autocontrol (impulsividad) hacen que la persona con TDAH parezca exigente y egocéntrica teniendo consecuencias negativas en su adaptación social, escolar y laboral.
Respecto a su rendimiento escolar o laboral, debido a la impulsividad, empiezan las tareas sin acabar de leer las instrucciones correctamente, deben controlar los impulsos para no abandonar una tarea aburrida y para persistir en actividades cuya recompensa se haya a largo plazo. Con frecuencia, cuando realizan tareas aburridas, emplean el menor tiempo posible y parece que hacen un esfuerzo mínimo.
«LA IMPULSIVIDAD PUEDE DAR LUGAR A PEQUEÑOS ACCIDENTES (GOLPES, ROMPER COSAS,…) ASÍ COMO A INCURRIR EN SITUACIONES ALTAMENTE PELIGROSAS POR FALTA DE CONSIDERACIÓN DE LOS RIESGOS ASOCIADOS»
En este sentido, se ha comprobado que el rendimiento de las personas con TDAH disminuye claramente ante tareas poco novedosas o repetitivas. Si la tarea es novedosa, el rendimiento inicial es bueno, deteriorándose a medida que se hace monótona y aumentando la probabilidad de abandono (Orjales 1998). La atención del niño con TDAH, suele ser dispersa y alterarse con cualquier estímulo irrelevante, mantener la atención en las condiciones normales de una clase, puede dificultar en gran medida que el niño centre su atención en la tarea.
La falta de control de impulsos explicaría en gran medida, porqué los adolescentes y adultos con TDAH tienen mayor riesgo de beber alcohol, fumar y tomar sustancias ilegales, así como dificultades para administrar el dinero.
La hiperactividad se define como actividad excesiva o inapropiada, ya sea motora (de movimiento) o vocal (hacer ruiditos constantemente con la boca, tararear…). Por actividad inapropiada se entiende por ejemplo moverse (aunque no sea en un grado muy intenso pero si muy constante) en momentos que se requiere estar quieto. Se diferencia de la conducta simplemente «activa» que muestran algunos niños, jóvenes y adultos en el sentido de tratarse – en términos generales – de inquietud no dirigida a fines concretos y productivos, causando problemas de adaptación significativos al que padece el trastorno. Son ejemplos de movimiento no intencional; mover las piernas mientras se escribe, toquetear el vaso con la mano izquierda mientras que con la derecha se come etc.. son movimientos que no le sirven para la actividad que está ejecutando.
Las principales manifestaciones de hiperactividad son:
«EN LOS NIÑOS LA HIPERACTIVIDAD ES EL SÍNTOMA MÁS LLAMATIVO (QUE NO SIGNIFICA QUE SEA EL MÁS IMPORTANTE) DEL TRASTORNO Y POR EL CUAL LA MAYORÍA DE VECES LOS PROFESORES ALERTAN A LOS PADRES»
En muchos casos, a medida que el niño crece, la hiperactividad motriz en el aula se manifiesta por medio de excusas constantes para levantarse (enseñar la tarea al profesor, ir a buscar algo,…) y exceso de actividad motriz fina (rascarse, cambiar la manera de estar sentado, jugar con el lápiz..) o vocal (hablar con el compañero,…).
En los adolescentes y adultos, los síntomas de hiperactividad adoptan la forma de dificultades para dedicarse a actividades de ocio tranquilas y sensación de inquietud interna, es importante recordar que en el adolescente con TDAH ya no se observa ni detecta la hiperactividad a pesar de tener el trastorno.
En las niñas el grado de hiperactividad suele ser más ligero y manifestado a través de movimiento fino, no obstante sigue siendo exagerado respecto a su sexo y edad.
«CUANDO LA CONDUCTA HIPERACTIVA ES MUY EXAGERADA, PUEDE INTERFERIR NOTABLEMENTE EN EL APRENDIZAJE Y EN LA ADAPTACIÓN ESCOLAR- SOCIAL DEL NIÑO CON TDAH. ¿CÓMO SE PUEDE SEGUIR UNA CLASE? SI AL MOVER LAS MANOS CAEN LOS LÁPICES, AL RECOGERLOS SE GOLPEA SIN QUERER AL COMPAÑERO ESTE SE ENFADA, SE PELEAN…¿Y ESTO OCURRE CONSTANTEMENTE?»
Barkley explica la hiperactividad de estos niños como una conducta hiperreactiva o desmesurada ante una situación, como un problema para inhibir la conducta en este caso motora.
Por otro lado, diversos autores refieren que un grupo elevado de niños con TDAH (aproximadamente el 50%), presentan dificultades de coordinación motriz y estructuración perceptiva. Se ha relacionado estas dificultades con la presencia de ciertos signos neurológicos menores (dificultades en la ejecución de movimientos sucesivos y opuestos con rapidez, dificultades en el reconocimiento de figuras o letras trazadas en la piel, o dificultades en el reconocimiento de objetos al tacto). No obstante, todavía está por descubrirse la relación entre estos aspectos y la implicación con el TDAH (Cabanyés y Polaino Lorente 1997).
Durante la adolescencia o entrada a la edad adulta, la hiperactividad pierde fuerza, dando lugar a una inquietud más interna. Asimismo, el joven o adulto con TDAH puede mostrarse letárgico o hipoactivo durante el día y presentar un rebrote de síntomas por la tarde o por la noche. A veces tiene dificultades para dormirse debido al bombardeo de pensamientos que experimenta cuando se tumba en la cama.